martes, 7 de enero de 2014

Cosecha de Annie Cresta


 


-¡Annie!- escucha una voz llamándola, la voz de él.

Abre los ojos en dirección a la ventana que se queda todas las noches abierta. Ahí esta él asomado esbozando su hermosa sonrisa, su cabello dorado y rizado esta perfectamente peinado, y el bronceado en su piel sigue tan deslumbrante como la primera vez que estuvo en las manos de los estilistas del Capitolio.

-¡Finnick!- grita de alegría.

-Ya sabes, es día de cosecha- dice con su tono lúgubre la sonrisa ya se ha ido. -¿Estas bien? Estabas gritando- le pregunta apartándole el cabello enredado de la cara.

-Otra vez tuve pesadillas- responde bajando la cabeza avergonzada, porque es increíble que viviendo en el Distrito 4 su  miedo mas grande sea ese - me estaba ahogando.

-¿Has estado entrenando?- pregunta Finn un tanto preocupado.

 Antes de los 65° Juegos del Hambre Finnick y Annie podían  hablar de todo, pero desde que fue elegido tributo las cosas entre ellos han cambiado, hay temas de los que no pueden hablar.

-Cada día desde que te fuiste- responde con sinceridad, enumerando los meses que han pasado, entre sus idas y venidas al Capitolio, esa es otra de las  pocas cosas en las que Finnick es reservado, solo le dice que va con “alguien muy importante” a una reunión. Nunca le ha preguntado mas detalles, sabe que las mujeres del Capitolio le desean y él debe complacerlas.

-Entonces no deberías tener miedo Annie- dice Finnick volviendo al tema de sus pesadillas- supongo que has mejorado.

-La verdad es que muy poco, es mas fácil hacer nudos, ¿Tu cómo vas con eso?-

Se supone que tienen un trato, desde que eran pequeños. Él aprende a hacer nudos y redes y ella a usar el tridente. Todas las tardes una vez terminadas las actividades obligatorias del Distrito 4, van a la playa, antes de que oscurezca y suba la marea.
Finn lleva a Annie a su espalda y a continuación se sumergen juntos, no tan mar adentro las primeras veces porque aun tenían miedo, pero si lo suficiente como para que le enseñara: primero a respirar debajo del agua, y luego como controlar su cuerpo para que no se moviera tanto, pues espantaba a los peces. Pescaban unos cuantos, al principio ella regresaba con las manos vacías pero pronto pudo ser buena competencia para Finn. Una vez caída la noche, encendían una fogata, asaban el pescado y cenaban, mientras aprendían a  hacer nudos y a tejer. 

Lo hicieron todas las noches hasta que su nombre salió en la Cosecha. Después de ese día y después de que saliera vencedor, sus quedadas han sido pocas, pero aun sin él, ella va a la playa a practicar porque sabe que es lo que él quiere que haga.

-Ya casi he terminado una red que me mostraste la semana pasada.- dice Finnick. 

-Te he echado mucho de menos.-logra decir antes de que se le entrecorte la voz, tiene miedo. Él la coge de la mano intentando parecer confiado.

-Tengo que vestirme Finn y tu… tienes que…- no  completa la frase pero saben a que se refiere.

-Si te veo… ahí.- dice él y la abraza, mas fuerte que nunca, son pocos los segundos que pueden pasar juntos. Observa como se aleja, cruza una pierna y luego la otra regresando por la misma ventana por la que salio. 

-Bienvenidos sean todos, ¡Felices Juegos del Hambre! Y que la suerte este siempre de su parte!- comienza la mujer enviada del Capitolio, Talía, este año viste un conjunto de cristales verdes que contonean su largo cuerpo, pero contrastan de manera horrible con su piel amarilla, teñida según las modas.
Los vencedores están detrás de ella sentados, Finnick entre ellos, le han cambiado de ropa y lo han puesto más guapo; también esta la vieja Mags con su cabello blanco (fue la mentora de Finnick) y otros tributos Muscida Selkrik y Librae Ogilvy.
Escuchan otro discurso hecho por Talía donde explica lo honrados que deben sentirse, y lo obligados que estan a entregar a un buen tributo este año, pues esperan que el Distrito 4 obtenga otro de sus vencedores. Hablan de la fortuna y fama que les esperan. Ponen de ejemplo a sus fabulosos vencedores. Finnick parece algo extraño en la manera en que retuerce sus manos, y lo impaciente que esta su pie izquierdo que no ha dejado de moverse desde que comenzó la Cosecha.

-Comencemos con las chicas.- Talía revuelve entre sus dedos la urna que contiene los nombres de los mujeres, se detiene y sostiene dos papeletas en alto pero solo se puede elegir a uno, así que sin hacer mucho drama escoge una y deja caer la otra, así de fácil se ha decidido el destino de alguien, desdobla la papeleta y lee.

-¡Annie Cresta!- retumba el nombre por todo el lugar, pero ella no lo percibe hasta que mira los ojos azules de Finnick abrirse demasiado. -¡Annie Cresta!- vuelven a llamar pero sige perdida en Finn, que pestañea varias veces, el pecho le sube y baja, esta muy agitado.

Alguien la empuja,  todos miran a la que están llamando, la tributo del Distrito 4 de los Septuagésimos Juegos del Hambre. Annie Cresta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario