Capítulo 2 - Primera clase.-Annie

Capítulo 2- Primera clase.

                                                            

Despierto con el ruido de las olas. Miro por la pequeña ventana de madera desgastada. El océano está en calma, tranquilo, semejante a un espejo que refleja las pequeñas luces del alba. Hoy he quedado con Finnick para aprender a nadar. Un escalofrío recorre mi cuerpo. La tarde de ayer casi muero, si no fuese por él. Me ha salvado la vida, no le conozco pero parece una buena persona. Siento que le debo algo.Vuelvo a observar el mar con la vista perdida en el horizonte. Me pongo mi traje preferido: un vestido blanco, largo decorado con perlas y conchas diminutas.

Bajo a la cocina, me encuentro con mi madre. Hoy es domingo, debe de estar arreglando algunas redes de pesca.

-¿Vas a alguna parte tan arreglada?-pregunta sonriendo.

-Si, he quedado con unas amigas en la playa.- respondo mintiendo.

-Pero antes sera mejor que desayunes.Te he preparado pan con manzanas, como a ti te gusta.- dice.

-No te preocupes, me lo tomare por el camino.-le digo cogiendo las rebanadas de pan duro que sobro ayer.

-Vale, pero vuelve pronto.-

-Lo haré.- le digo saliendo de la cocina.

Mi casa siempre huele a muebles antiguos y a manzana. Por detrás hay un gran manzano, alto, robusto y de grandes ramas. Cuando mi padre murió, y mi madre se quedo sola, encerrada siempre en su habitación, llorando desconsoladamente, durante semanas, yo me alimentaba de esas pequeñas manzanas. Nunca he sabido bien de donde ha salido ese árbol pero nos ha sido de gran ayuda para subsistir.

Me encamino en dirección a las grutas, fue cerca de allí donde ayer por muy poco muero. Cuando llego veo el cuerpo  esbelto y ligero de un joven. Se desliza entre las rocas, me fijo en lo ágil y rápido que es dentro del agua. De repente se gira y me mira con una amplia sonrisa.

-Creí que no vendrías- dice.

-Yo siempre cumplo mis promesas.-

-Ya veo...¿Vas a entrar al agua?.Esta bastante caliente.-

-Si. No tengo otra opción.-le digo resignada, mientras me quito el vestido. Me quedo en bañador. Voy metiendo los pies uno a uno, y avanzando lentamente por el agua. Cuando me llega a la cintura, dejo de caminar.

-De aquí no me muevo.-él, al escucharme se ríe y se mete dentro del agua.

No lo veo por unos segundos. Hasta que alguien me coge por la cintura. Pierdo el equilibrio y caigo.Vuelvo a sentir esa sensación de ansiedad. Noto que me sujeta de las manos.

-Mueve las piernas arriba y abajo.-Hago lo que me dice.

-Que fácil es nadar.-le digo.

-Bueno no es que estés  nadando, más bien flotando.-me responde riendo.

-Algo es algo.-

-Es normal, estas empezando.Y lo haces bastante bien.-me explica.

-Se podría decir que ayer practiqué.-

-Porque lo hiciste...quiero decir, si no sabias nadar,¿Te intentabas suicidar?-me pregunta. El tono de su voz se vuelve serio.

-Yo. No se, creía, que aprendería sola. Estaba ya harta de que se riesen de mí. De que me llamasen loca.-le explico.

-No les hagas caso, eso debe ser porque no te conocen. En el poco tiempo que he hablado contigo me as parecido muy simpática ademas de muy graciosa.- noto como sus dedos acarician mis muñecas. Me va soltando poco a poco.

-Gracias.-le sonrío.

-Mira, ya eres capaz de flotar sola. La primera clase la tienes aprobada.-Los dos nos levantamos a la vez y nos sentamos en la orilla.

-Mañana te toca a ti hacer de profesora. No te olvides.-dice.

-No me olvidare Finnick Odair, no me olvido de nada. Por cierto ¿ En que quieres trabajar después de acabar las clases?- pregunto curiosa.

-Supongo que seré pescador como mi padre. A no ser que salga elegido para los Juegos.-Su mirada se vuelve seria y dura. La peor y mayor realidad que atormenta a cada ciudadano de los distritos, Los Juegos del Hambre.

-En mi caso si salgo elegida moriré enseguida.-

-Pero eres lista, podrías salvarte.-

-Si en la arena sirviese de algo hacer nudos o redes...-

-Quien sabe.Tal vez puedas pescar a alguien con tus redes.- Comenzamos a reírnos y de repente le salpico, él me lo devuelve. Empezamos una guerra de agua, hasta que me tira y caigo. Pero yo le agarro del tobillo y cae junto a mí.

-Eres mala Annie Cresta.-me dice riendo.