Capítulo 9- Posibilidades-Annie

                               Capítulo 9- Posibilidades.

           

A todos los habitantes del distrito cuatro les encanta el gran laberinto de flores que rodea por detrás el Edificio de Justicia.Solo se puede visitar unos determinados días del año, ya que esta reservado para los ciudadanos del Capitolio que se alojan en la casa del alcalde Emiri. Cuando era pequeña, solía ir con mi padre. Siempre me decía los nombres de aquellas exóticas flores, y me contaba infinitas leyendas . Me hablaba sobre un gobernador muy sabio, que había mandado construir aquel lugar para que ningún ladrón pudiese entrar en el distrito, aunque también decía que quienes conocían los secretos del laberinto podían utilizarlo para refugiarse. En los días Oscuros, muchas personas se escondieron ente los setos para no morir en la gran guerra. A veces vengo aquí, a pensar. Aun no me he atrevido a entrar a la gruta de Finnick, me sentía mal cada vez que lo recordaba. Pasaba los días encerrada en casa, ayudando a mi madre a tejer redes, viendo los programas del Capitolio en nuestra pequeña televisión, esperando conocer alguna noticia nueva o paseando con Tiáre.

Aquella tarde estaba sentada en un banco del laberinto, contemplando el mar. No se oía nada, todo estaba en silencio. La gente se encontraba en la plaza esperando ver los resultados de los entrenamientos de los tributos. Finnick. Mi corazón da un vuelco. Me alegra saber que volveré a verle aunque sea en las  pantallas. ¿Habrá impresionado a los vigilantes?De los demás tributos, no es el mas joven, hay una niña de doce años del distrito seis. Se que puede ganar, tiene posibilidades. Es fuerte, y conseguirá varios patrocinadores. Se esta convirtiendo en el favorito del publico.

Decido levantarme. Me paso para acariciar las hojas e un árbol, cuya copa es una perfecta esfera. Es un Uru o árbol de pan. Permanezco en silencio, contemplando las flores, los vistosos arbustos y los retazos de cielo azul que se ven desde aquí. Queda poco, unos minutos, así que voy hacía la plaza, he quedado con mi mejor amiga.

Cuando llego, busco a Tiáre entre la multitud hasta que oigo su voz llamándome. La veo, esta acompañada por un chico. Nunca le había visto, tiene el pelo castaño muy oscuro y los ojos mas verdes que he visto en mi vida, tan verdes que incluso parecía un color que alguien hubiera acabado de inventar.

-¡Hola!- me saluda mi amiga.

-¡Hola, Tiáre!.-le respondo.

-Quería presentarte a mi primo Aaron. Vive cerca del faro abandonado.- no conozco mucho el faro, pero he oído varias leyendas que cuentan que se encuentra abandonado debido a que la hija del farero fue asesinada por su padre, quien se quito la vida después. Por eso la gente evita ir ahí.

-Encantada de conocerte Aaron, soy Annie.- le contesto esbozando una sonrisa.

-Lo mismo digo Annie.-me devuelve la sonrisa con una dulzura genuina, pero mostrando timidez.

De pronto las pantallas se iluminan y una a una las combersaciones cesan. Oigo a Tiáre susurarle algo a su primo. Aparecen dos presentadores, comienzan explicando los Juegos del Hambre, y después pasan a las puntuaciones. Primero aparece la foto del tributo, y a continuación ponen su nota debajo. Los profesionales de los distritos uno y dos sacan nueves y diezes. Arla saca un seis, y cuando sale Finnick todos se sorprenden. Ha conseguido un diez, les presentadores sorprendidos por su edad le halaban. Todos aplauden, yo solo sonrío. Me alegra saber que Fin se encuentra entre los favoritos, pero eso también quiere decir otra cosa, un escalofrío me recorre el cuerpo, los profesionales irán primero a por él.

Al terminar las puntuaciones, Aaron decide acompañarme hasta casa. Siento que Tiáre le ha contado mi amistad con Fin, ya que ahora me mira con compasión.

-¿Porque me acompañas? Tu no vives precisamente cerca de mi casa.-le pregunto finalmente. No necesito  que nadie me lleve a casa.

-No, pero Tiáre quería ir contigo, así que decidí hacerlo yo.-me responde. Creo que le ha sorprendido mi pregunta.

-Ah... no hace falta que lo hagas. Puedo ir yo sola.-

-De eso estoy seguro, pero nunca he estado en esta parte del distrito y sentía curiosidad.-

-No hay mucho que ver, la playa es igual aquí que cerca del faro.-le contesto en tono frío.

-¿Donde vives?.-dice haciendo caso omiso de mi anterior respuesta.

-En la casita del manzano. No es muy grande.-

-Bonito manzano, debe ser de los únicos de nuestro distrito. ¿A que se dedican tus padres?.-

-Mi padre murió en una tormenta mientras pescaba, mi madre se dedica a tejer redes.-

-Lo siento mucho, no lo sabía... mis padres son apicultores.-

-¿Y tu les ayudas?.-

-A veces, tenemos muy pocas celdas y la mayor parte de la miel la compra el alcalde.-

-Jamás la he probado, dicen que es dulce, ¿es verdad?.-

-No siempre la puedo tomar, pero es deliciosa. Alguna vez puedo traerte un poco, si quieres. O podrías venir a mi casa.-

-No hace falta, la verdad es que tengo pánico a las abejas.-le digo sonriendo.

-No te preocupes, si no les haces daño, ellas no te lo harán a ti.- me contesta y me devuelve la sonrisa. Conozco a su madre y a su hermana. Las he visto varias veces en el mercado de la plaza. Ambas tienen el pelo negro y largo. Siempre miran serias, nunca las he visto reír o sonreír, no son como Aaron. Muchas personas dicen que su padre, esta loco, que pega a su mujer y se pasa el día encerrado en su casa. El maltrato es muy frecuente en  nuestro distrito, la mayoría de los padres obligan  a sus hijos a entrenar para que ganen y consigan riquezas. Me pregunto si a él le pasa eso.

-Si, alguna vez me pasare.- le contesto.Ya estamos en frente de mi casa.

-Ha sido un placer conocerte Annie. Espero verte pronto.-

-Lo mismo digo, Aaron.- nos despedimos y entro a casa.

Aquella noche tuve una pesadilla, estaba en la arena y Finnick se caía por un precipicio, yo le cogía de la mano. Le agarro, pero de repente él me suelta y cae. Solo puedo oír un "lo siento". ¿Ese sera su final?